Conservar el sabor tradicional y usar los productos nacidos en tierras castellanas son dos ingredientes fundamentales que caracterizan a los mejores platos típicos de Castilla y León, como el delicioso lechazo asado elaborado en distintos puntos de la región, las codornices escabechadas de Ávila, el cocido maragato de tierras leonesas, las sopas de ajo de Valladolid, el guiso de cangrejos elaborado en Palencia, o el cochinillo de Segovia,… Éstos son tan solo algunos de los platos más conocidos, que forman parte de un amplio y cuidado recetario donde se conserva la historia y la cultura de cada lugar.