Entre Salamanca y Cáceres encontramos la ciudad de Béjar, rodeada de la sierra del mismo nombre: La Sierra de Béjar, cubierta de castaños, arbustos preserranos, y una valiosa variedad floral en todo el macizo. Situación estratégica que la hizo estar habitada por romanos, árabes, judíos y cristianos, dejando como legado histórico iglesias, callejas y plazuelas.

Sobre su alcazaba se construyó, ya en el siglo XVI el castillo, en el que vivieron los Duques de Béjar, importantes para el desarrollo cultural de la localidad, no en vano Cervantes dedica la primera parte del Quijote a tales duques, y Góngora, escribe el poema "Soledades" en honor al mismo.

Los Duques de Béjar construyeron una villa de recreo conocida como El Bosque de Béjar. De este complejo renacentista destaca su Jardín Histórico declarado Bien de Interés Cultural. De especial interés son sus murallas cristianas de repoblación castellana durante el reinado de Alfonso VIII (finales del siglo XII y principios del XIII), el propio Palacio Ducal, la Iglesia de Santiago y el barrio judío.