Alternativa textual

La llanura de Tierra de Campos, en el suroeste de la provincia de Palencia, es un paisaje de horizontes infinitos a veces rotos por los esbeltos campanarios de los pueblos, como faros en un mar cerealista.

En medio de este escenario lleno de vida, a poca distancia de la localidad de Paredes de Nava, la laguna artificial de La Nava es el epicentro del Espacio Natural denominado La Nava y Campos de Palencia, fruto de un importante trabajo de recuperación que imita el ciclo hidrológico natural propio de una laguna esteparia.

Gracias a ello, La Nava se ha colocado en el mapa ornitológico europeo como un destacado hábitat para las avutardas y para una de las especies más amenazadas del continente: el carricerín cejudo. Así mismo es un referente para la cría del ganso común, la gaviota reidora, el fumarel cariblanco y la garza imperial.

Todo el conocimiento de este ecosistema está al alcance de la mano en la Casa del Parque de la Nava y Campos de Palencia, instalada en un antiguo caserón nobiliario en el centro de la localidad de Paredes de Nava.

A la entrada de este edificio del siglo XVII se proporciona toda la información necesaria para conocer la singularidad el entorno y la propia Casa del Parque.

La dotación de paneles aporta un mejor conocimiento del antiguo "Mar de Campos" y cómo ha evolucionado el entorno hacia una conservación sostenible. Diferentes recursos tecnológicos interactivos hacen más divertida y didáctica la visita, incluyendo el aprendizaje del manejo de una compuerta de riego.

Desde la propia Casa del parque es posible ver en tiempo real lo que ocurre en la laguna, gracias a una cámara instalada en el espacio natural manejable a distancia.

La historia de las gentes que habitan un territorio es, en arte, el fruto de la adaptación al medio, algo que en La Casa del Parque se muestra a través de un diaporama que reproduce la charla entre un visitante y una trabajadora de la laguna. Esta experiencia cuenta aspectos muy interesantes de la forma de vida, de la flora y la fauna del lugar.

El entretenimiento participativo corre a cargo de una serie de paneles y juegos, permitiendo paso a paso descubrir los detalles del comportamiento tanto de las aves, como la vida microscópica que puebla las aguas del humedal.

Por último, un juego de adivinanzas con pistas sonoras, visuales y escritas aporta un valor importante al conocimiento del Espacio Natural y un mejor reconocimiento de las especies que lo habitan.