Alternativa textual

En medio de la espeta cerealista zamorana, como un oasis rompiendo la sobriedad del paisaje infinito, un complejo lagunar salino de más de treinta mil hectáreas es testigo de los movimientos migratorios de miles de aves entre Europa y África, así como el hogar de la mayor colonia de avutardas del continente.

En este escenario, donde los atardeceres y amaneceres tienen connotaciones mágicas, es también uno de los principales reductos peninsulares del simpático cernícalo primilla.

Las aguas salinas, que otrora fueron objeto de disputas medievales entre monjes y nobles, son el medio ideal para un vasto muestrario de invertebrados, aunque el genuino estallido de color y de sonidos lo ponen las aves acuáticas que constituyen más de la mitad de las censadas en Castilla y León. Contemplar la superficie plateada del agua, de pronto rota por grupos de multicolores llenos de vida, es un espectáculo único.

A orillas de una de las lagunas grandes se alza un robusto edificio con la tipología propia de los palomares que reinan en el paisaje, en cuyo interior se alberga la Casa del Parque El Plomar. Alrededor de un luminoso patio central se sitúa la recepción donde se da toda la información necesaria para conocer en detalle el espacio natural, seguida de un recorrido por los soportales acristalados repletos de paneles explicativos y audiovisuales con los valores de la Red de Espacios Naturales de Castilla y León y de la propia Reserva Natural Lagunas de Villafáfila.

Siguiendo las señales del suelo se accede a la zona en la que se explican las razones por las que este territorio fue tan importante desde la prehistoria hasta la actualidad, la simbiosis entre el hombre y la naturaleza en el proceso de adaptación, curiosidades de la estacionalidad de las lagunas y por qué este complejo lagunar es uno de los más importantes de la Península Ibérica desde el punto de vista ornitológico.

Una cámara instalada en una de las lagunas permite ver en tiempo real la vida cotidiana de las aves, completando así la experiencia de un contacto más cercano y nada intrusivo al mundo de los verdaderos protagonistas del ecosistema.

El "Rincón de la memoria" aporta una visión del pasado en estas tierras, en como la naturaleza condicionó el modo de vida, su arquitectura tradicional de adobe, sus costumbres como parte fundamental de un rico patrimonio etnográfico.

En la parte superior del edificio se abre un magnífico mirador que permite una extraordinaria y al tiempo cautivadora vista del espacio protegido y a través de unos orificios se puede observar la recreación del interior de un palomar.

Por último, un audiovisual de quince minutos ace un repaso más a fondo de los valores medioambientales y humanos de un territorio que cobija unos de los más importantes humedales españoles.