Alternativa textual

El río Duero siempre ha sido mucho más que un río. Fue desde sus orígenes la gran arteria hidrológica que daba vida a una de las cuencas hídricas más grandes de la Península Ibérica; fue, en buena parte de la Edad Media, la línea fronteriza que separaba reinos cristianos y musulmanes y hoy, entre las localidades vallisoletanas de Tordesillas y Castronuño, forma un ecosistema palustre de referencia nacional por su importancia para la nidificación y como lugar de invernada de una gran variedad de aves acuáticas.

El paisaje llano formado por el sedimento que de manera natural arrastra el río, constituye un fértil asiento para el espléndido bosque de ribera que jalona el cauce del Duero.

En este singular Espacio Natural de infinitos horizontes rotos por la verticalidad de los bosques de galería, habitan ciento ochenta y nueve especies de aves, veinticuatro de mamíferos, diez de reptiles, cinco de anfibios y nueve de peces, lo que hace de la Reserva Natural Riberas de Castronuño un ecosistema de alto valor y de una belleza inolvidable.

En un altozano de Castronuño con magníficas vistas de la ribera, donde el río Duero dibuja un curioso meandro en forma de uve, junto a una iglesia románica y rodeada de los zarceros de las bodegas subterráneas, se localiza la Casa del Parque de la Reserva Natural Riberas de Castronuño. En su recepción se proporciona toda la información necesaria para disfrutar del territorio plenamente, para planificar mejor la estancia en todos los sentidos y para aprovechar mejor el tiempo de la visita a la Casa del Parque.

En un interesante rincón de la planta baja, diseñado como un auténtico carrizal y gracias a una cámara de fácil manejo, se puede disfrutar de diferentes visiones en tiempo real del espacio natural circundante.

Una completa colección de paneles explicativos ponen al alcance de todos, tanto los aspectos generales de la reserva como aquellos detalles diferenciadores del medio natural, los matices culturales y humanos que dan valor genuino al territorio sin olvidar la información geológica que permitió la formación de este reducto de vida salvaje.

Una proyección audiovisual que recrea la experiencia de navegar por el Duero, una colección de documentos gráficos que homenajean a los habitantes de la Reserva y una sala taller en la que se impartes pequeños cursos formativos en diferentes disciplinas completan las instalaciones de la Casa del Parque.