Alternativa textual

Siguiendo el curso del río Duero por tierras salmantinas hasta su entrada en territorio portugués, el paisaje se mantiene fiel y en armonía al presente en la provincia de Zamora. No obstante, aquí el cauce ya presenta mayores dimensiones por el aporto hídrico de algunos afluentes como los ríos Huebra o Tormes, lo que acentúa la grandiosidad de la panorámica desde cualquiera de los miradores como el del Fraile.

Muy cerca del extremo sur del Parque Natural, por encima del caserío del pueblo de Sobradillo sobresale un torreón medieval en cuyo interior se ubica la segunda Casa del Parque del Parque Natural Arribes del Duero.

La recepción está instalada en el edificio de enfrente del torreón y allí se ofrece toda la información de interés sobre el espacio natural y asesoramiento para la planificación de las muchas rutas propuestas. Este mismo edificio acoge la sala de audiovisuales con proyecciones periódicas.

Ya dentro del edificio medieval, lo primero que se observa es una detallada maqueta del Parque, antes de ascender a la primera planta, donde se hace un repaso del ambiente natural de los cañones del río a través de diferentes paneles, de la recreación del escenario de una cascada y de distintos animales que pueblan el territorio.

En la entreplanta siguiente se hace un poco de historia de esta torre defensiva del siglo XV como parte de las fortificaciones que protegían la frontera con Portugal.

La segunda planta, siguiendo figurativamente lo que sería una ascensión por los cañones del río, presenta las laderas cubiertas de una rica y variada vegetación, incluyendo tanto la flora silvestre como los cultivos de naranjos, olivos o almendros, son olvidar las construcciones tradicionales como los chozos, chiviteros o puentes.

La tercera planta del torreón está dedicada a las singularidades de la penillanura en la que se enclava el parque Natural, un paisaje de extensas dehesas con clara vocación agrícola y ganadera previo al espectáculo visual y sensorial de los cañones del Duero.

La visita terina en el techo exterior del torreón caminando por las almenas y disfrutando de un paisaje infinito salpicado de almendros y de olivos centenarios.