Alternativa textual

A orillas del río Burejo, poco antes de que sus aguas desemboquen al Pisuerga en la localidad palentina de Herrera de Pisuerga, se extiende un ecosistema ribereño en el que el cangrejo autóctono o de patas blancas resiste al peligro de extinción que le acecha.

Este pequeño crustáceo representa una especie fundamental en el equilibrio medioambiental y poco a poco va ganando terreno a otras especies invasoras, pero en esta batalla por reestablecer el orden natural no está solo. Le acompañan nutrias, lavanderas, tritones, truchas y bermejuelas, lo que demuestra la buena calidad de las aguas y las políticas de conservación.

En este relajante paraje, donde el murmullo del agua inunda el ambiente, se alza un edificio moderno, luminoso y eficiente energéticamente para dar cobijo a la Casa del Cangrejo de Río.

La pasarela que salva el cauce del río Burejo facilita el acceso al centro multidisciplinar. Una vez recorrida la recepción y la tienda en la que se tiene el primer contacto con este mundo fluvial.

En la primera planta a pequeña escala y con absoluto realismo, se explica este curso ribereño en sus tramos alto, medio y bajo del río tanto en lo que a flora y fauna se refiere.

Los paneles y los vistosos audiovisuales aportan una valiosa información para comprender este ecosistema, mientras en por el fonde de un magnífico acuario deambulan los cangrejos autóctonos en busca de comida.

En la parte baja del edificio, al nivel del cauce del río, se abre el Aula del Río, un espacio para el disfrute de los visitantes con actividades didácticas para conocer de cerca la vida de la ribera y los diferentes ecosistemas que la enriquecen, además de disfrutar del arte de la pesca sostenible.