Alternativa textual

La Sierra de la Culebra es un escenario de transición entre las llanuras del noroeste zamorano con las montañas del Parque Natural Lago de Sanabria y Sierras Segundera y de Porto, un territorio de acentuados contrastes y singulares ecosistemas. Estas características unidas a una baja densidad de población hacen posible que se mantenga una importante presencia del lobo ibérico, actuando como regulador de un creciente censo de cérvidos y consiguiendo ser una de las comunidades faunísticas más equilibradas de la Península.

El paisaje, en forma de mosaico debido a la acción del hombre para el aprovechamiento de los recursos naturales, ha dejado extensas manchas de brezo, alternando con plantaciones de pinares y bosques de encinas, alcornoques, madroños y robles.

El lobo forma parte de estas tierras desde tiempo inmemorial y hoy es una de las poblaciones mejor conservadas de Europa Occidental, lo cual no impide que en la Sierra de la Culebra habiten un buen número de especies vulnerables como el gato montés, la víbora hocicuda, el águila real, nutrias, martas o el desmán ibérico, entre otras.

En este singular medio natural, rodeado de un extenso bosque, se halla el Centro del Lobo Ibérico de Castilla y León, perfectamente integrado en el entorno e imitando las edificaciones asociadas al lobo como un "curro de lobos", además de responder a todos los criterios de ecoeficiencia.

El exterior cuenta con dos grandes recintos vallados de tres hectáreas cada uno en los que viven en semilibertad una manada de lobos que pueden ser vistos desde los observatorios integrados en el paisaje o desde las diferentes sendas, algunas adaptadas para personas con discapacidad. Además, un sistema de videovigilancia garantiza el control necesario para el bienestar de los animales.

Ya en el interior del edificio principal, la propuesta expositiva y didáctica propone un recorrido por todos los aspectos relativos al cánido, a su relación con el ser humano, pues esta convivencia ha sido la más intensa con una especie silvestre, fruto de la cual se ha generado un importante patrimonio cultural y material.

La distribución de los espacios del Centro del Lobo Ibérico obedece a una estética propia según sea la temática, abordando temáticas históricas, antropológicas, la importancia y funciones del bosque, la arquitectura popular como exponente de un modo de vida y, por supuesto, el laboratorio. En su conjunto se ofrece una visión del lobo y el hombre de forma multidisciplinar y polifacética a través de la biología, la arqueología, el folklore, la historia local, la ecología, la arquitectura, la filología, la conservación y los modelos de gestión ambiental sostenible.

El Centro invita a la reflexión para entender mejor un territorio a través de una experiencia participativa y emocionante.