Alternativa textual

El Valle de Laciana es uno de los rincones más especiales de la cordillera cantábrica. Fragmentado por el curso alto del río Sil y algunos de sus afluentes, es una sucesión de altas montañas y profundos valles en los que coexisten gran cantidad de biotipos que justifican plenamente su declaración de Reserva de la Biosfera de la UNESCO.

En este paisaje inalterado y tapizado por un mosaico de bosques de abedules, serbales, arces, tejos, acebos,

avellanos, fresnos y hayas, además de arandaneras y brañas de alta montaña con sus típicas cabañas de pastores, dos de las especies animales más emblemáticas del norte peninsular encuentran su hábitat. Aquí, la población de oso pardo es una de las más importantes de España, mientras que la del urogallo cantábrico es la más numerosa y representativa.

En un robusto edificio de piedra de la zona y pizarra, a las afueras de la localidad de Caboalles de Arriba y frente a un imponente paisaje boscoso, de alza el Centro del Urogallo donde se ofrece toda la información necesaria para conocer los detalles del territorio, así como las diferentes opciones para disfrutarlo.

El primer contacto con el espacio expositivo es la exposición en la que se presentan los valores de los lugares que conforman la Red de Espacios Naturales de Castilla y León, como paso previo a la sala en la que se presenta el universo natural del Alto Sil. La historia geológica y paleontológica que marcó el origen de este paraíso se presentan con paneles y maquetas en esta sala.

La siguiente estancia, luminosa y con espléndidas vistas del bosque, rinde homenaje a los protagonistas del territorio: el oso pardo y el urogallo, reproduciendo un cantadero y escuchando el canto del cortejo. Una sucesión de paneles completa la información de los muchos valores del espacio natural.

La última sala abre la puerta al patrimonio cultural, en el que la arquitectura popular cobra un papel representativo. La tradición pastoril tiene aquí su propia presencia a través de las brañas utilizadas en verano, sus cabañas y los utensilios cotidianos, como una muestra más del modo de vida en este singular espacio natural.