La Iglesia de S. Miguel, originalmente de diseño medieval, fue transformada y alterada a lo largo de los siglos, predominado en la actualidad los elementos barrocos y rococó. Con la creación de la Diócesis de Castelo Branco, en 1771, la Iglesia de S. Miguel fue elevada a la dignidad de catedral y fue objeto de obras acorde a su nueva condición. La capilla principal y su retablo datan de 1785. Este retablo y la capilla del Santísimo fueron mejorados en 1791 con pinturas de Pedro Alexandrino. En la fachada principal destaca la imagen de San Miguel.