Presumiendo de un enclave insólito, muestra un esquema único de los pueblos de la Sierra de Francia, generalmente en valles o laderas. Su núcleo escala hasta situarse en lo alto del cerro granítico, en el que se sitúan la Iglesia y el Castillo, ocupando una posición dominante como muestra del poder que tuvo en la comarca que llevó su nombre.

Las puertas ubicadas en los cuatro puntos cardinales, junto a la Iglesia y el castillo como grandes piezas que definen el trazado urbano. Sólo el pequeño santuario de la Virgen de la Cuesta, se ubica humildemente al oeste, pero no por ello con menor hermosura. Un lugar muy defendido y digno de defenderse.