El yacimiento del Côa fue una de los más importantes descubrimientos arqueológicos del Paleolítico superior a finales del siglo XX en toda Europa. Permitió identificar un conjunto muy extenso de testimonios de arte rupestre al aire libre, datados entre ± 25.000 a.C. a 10.000 a.C.

El enigma fundamental, sin embargo, resta: ¿cuál es el significado?, ¿cuál es la intención de los autores de estos grabados y algunas pinturas? Ciertamente la delimitación territorial de un área considerada vital, involucrando al agua y al río como entidades que contribuyeron a identificar estos lugares como sitios de potenciales hierofanías. Y también la certeza de que las poblaciones seminómadas del Paleolítico superior europeo no limitaban sus impulsos artísticos a las cuevas.

Numerosos animales están grabados en las rocas de esquisto a orillas del río Côa, casi todas de estas cuatro especies: uros (toros salvajes), caballos, ciervos y cabras montesas.