Según la leyenda, en esta tierra, nació el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, en 1109, cuando Guimarães era un pequeño asentamiento urbano medieval protegido por un castillo de piedra y madera.

La aglomeración urbana intramuros se fue bipolarizando a lo largo de la Edad Media, para estabilizarse y homogeneizarse en el siglo XVIII. Y no hay mejor manera de apreciar una ciudad antigua que entenderla como un "escenario" sedimentado en el tiempo. De hecho, más que de monumentalidad, en Guimarães se puede hablar de una "atmósfera" creada por la oscura rugosidad del granito, que contrasta con los vivos colores de las yeserías.

Este ambiente está marcado por monumentos emblemáticos de la historia de Portugal, hasta el punto de que Guimarães se ha convertido en uno de los mayores "lugares de memoria" nacionales, entre ellos, el Castillo (siglos XII-XIII) y el Paço dos Duques de Bragança (siglo XV).

En el siglo XXI, Guimarães creció y agregó nuevos espacios e instalaciones culturales. Presenta una agenda cultural contemporánea consolidada, y ofrece a habitantes y visitantes experiencias únicas y sorprendentes.

Guimarães combina de manera armoniosa y única la memoria y la tradición con la apertura al otro, al cosmopolitismo y a la contemporaneidad.