Un hito imponente en la historia de la arquitectura religiosa portuguesa, su construcción tuvo lugar entre finales del siglo XIV y principios del siglo XVI. Plasmando en el granito de encaje, la estética gótica, de gran evidencia en las gárgolas y los pináculos de encaje, junto a toda la profusión decorativa del estilo manuelino, presente en la gracilidad del portal, impresionando por la forma en que combina la robustez propia de las iglesias fortificadas con la belleza del trabajo decorativo. En el interior destaca el monumental retablo manierista, con cerca de 110 imágenes, que representan episodios de la vida de Cristo, esculpidos en piedra de Ançã y atribuidos al gran maestro del Renacimiento de Coímbra, João de Ruão.