Entre sus muros se escribió buena parte de la historia de Castilla y León de todos los tiempos. Son templos sagrados, lugares de recogimiento y oración, moradas del espíritu y auténticas catedrales en miniatura.

Los conventos y monasterios son el testimonio artístico y cultural de todas las órdenes religiosas que los habitaron, recuerdo de aquel esplendor económico, social, cultural y religioso que les hizo poderosos en las actividades agrícolas y ganaderas hace un milenio. Trinitarias, cluniacienses, cistercienses, franciscanos, teresianos... todas las órdenes siguen custodiando las piedras sobre las que se edificó la cultura occidental y en muchas ocasiones mantienen la actividad hospedera.