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Rodrigo Gil de Hontañón y fray Martín de Santiago fueron los responsables de las trazas de este magnífico palacio de la primera mitad del siglo XVI para el III Conde de Monterrey, don Alonso de Acevedo y Zúñiga. El palacio no pudo concluirse tal y como había sido concebido, con planta cuadrangular y cuatro torres en los ángulos, debido a su alto coste y a las penurias económicas que sufrió el conde. Solo llegó a construirse una de sus cuatro alas, con muros de mampostería coronados por una preciosa logia renacentista, caprichosas cresterías caladas, chimeneas y airosos torreones presididos por los escudos de armas del conde. En el interior, la planta baja se dedica a la zona de servicio, mientras que la escalera principal nos conduce a las plantas superiores, de uso privado de la familia, decoradas con piezas de la colección de la Fundación Casa de Alba. Destacan los famosísimos paisajes de José de Ribera, el retrato del III duque de Alba por Sánchez Coello y otros óleos de Tiziano, Salvatore Rosa, Carreño de Miranda... etc.