Las Salinas de Poza de la Sal, un lugar donde los terrenos descienden bruscamente hacia la planicie Burebana, como un inmenso diapiro de más de 2,5 km. Los bordes de este cráter encierran sobre sí la cuenca salinera, y sus paredes muestran la historia geológica del lugar desde la formación de la sal que se corresponden a los períodos triásico, jurásico y cretácico.

Un lugar con restos romanos. Hasta 1298 fue lugar de realengo, siendo donada por Fernando IV a Juan Rodríguez Rojas. Durante toda la Edad Media la villa de Poza se convierte en un gran centro de producción y comercio de sal, vinculada a la familia Rojas. A medianos del siglo XV, se construye el castillo y la muralla, para defender las salinas y su distribución. Hasta que se decidió que la sal fuera del estado, que era quien la compraba y vendía, por orden de Felipe II.