Patrimonio Mundial
El orgullo de nuestro hogar
Dieta mediterránea
Mucho más allá de un estilo de vida, la dieta mediterránea es un conjunto de conocimientos, prácticas y rituales relacionados con la forma de criar animales, cuidar los huertos, así como transformar y consumir los alimentos. La tradición agraria y ganadera de Castilla y León la convierten en uno de los máximos exponentes de esta dieta.
El acto de comer juntos encierra uno de los fundamentos de la identidad cultural del Mediterráneo. Es un momento de intercambio social y comunicación, y también de afirmación y renovación de los lazos que configuran la identidad de la familia, el grupo o la comunidad.
Castilla y León cuenta con una enorme variedad de alimentos. Sus usos culinarios, las tradiciones y sus expresiones en forma de jornadas gastronómicas son uno de los platos fuertes de nuestra Comunidad.
Este elemento del patrimonio cultural inmaterial, reconocido por la UNESCO, pone de relieve los valores de hospitalidad, buena vecindad, diálogo intercultural y creatividad. Además, desempeña un papel esencial de factor de cohesión social en los espacios culturales, festejos y celebraciones, al agrupar a gentes de todas las edades, condiciones y clases sociales. También abarca ámbitos como la artesanía y la fabricación de recipientes para el transporte, conservación y consumo de alimentos, como platos de cerámica y vasos. Una tradición conservada por las decenas de artesanos de Castilla y León que trabajan siguiendo los métodos heredados a través de generaciones. Las mujeres desempeñan un papel fundamental en la transmisión de la dieta mediterránea, salvaguardando las técnicas culinarias, respetando los ritmos estacionales, observando las fiestas del calendario y legando los valores de este elemento del patrimonio cultural a las nuevas generaciones. Por su parte, los mercados locales desempeñan un papel fundamental como espacios culturales y lugares de promoción de la dieta mediterránea en los que la práctica cotidiana de intercambios fomenta la concordia y el respeto mutuo. Además de darnos la oportunidad de tener acceso a productos frescos producidos por los agricultores y ganaderos de la Comunidad.
En Castilla y León el legado de la dieta mediterránea es extenso, casi inabarcable. Por citar solo parte de sus valores, merecen la pena los vinos de la Comunidad, con algunas de las D.O. más reconocidas a nivel internacional; nuestras huertas y legumbres; el queso y su particular curación; la tradición de la matanza del cerdo y los jamones ibéricos, con Salamanca a la cabeza mundial en calidad de los mismos; las razas ganaderas autóctonas que aportan un sabor y textura únicos a nuestros platos, por no hablar de los ancestrales procesos de conservación de productos frescos, que perduran en nuestros días.