Al suroeste de la provincia de Soria, enmarcado entre tres cañones: las Gargantas, los Pilones y el de Caracena, que la dio nombre; ofrece un paisaje de espectacular belleza.

Su historia está marcada por ser frontera entre árabes y cristianos. La repoblación cristina del siglo XI, la convirtió, ya en el S. XII, en una próspera comunidad de Villa y Tierra, momento en que contaba con más de veinte aldeas en su jurisdicción.

Los Reyes Católicos, tras confiscar Caracena a los Tovar, entregaron la Villa y sus aldeas a Alonso Carrillo, sobrino del famoso arzobispo de Toledo. Quien reconstruyó el castillo, uno de los mejor conservados de la zona.

De su época medieval se conservan dos iglesias románicas. La de San Pedro Apóstol y la de Santa María de la Asunción. En su plaza mayor deslumbra el importante rollo barroco, y en sus calles encontramos las ruinas del Antiguo Hospital y cobijo de transeúntes.