Con un espectacular emplazamiento, un anfiteatro rocoso que permite ver el grandioso castillo. Un pueblo que acompaña el paso del Río Ebro que discurre enigmático casi a 200 metros de profundidad.

El caserío se encuentra escalonado en las laderas del Valle, encontrándose en el punto más alto su Iglesia, y el sitio ideal para divisar el Valle. Un lugar donde convivieron durante siglos mozárabes, judíos y cristianos, lo que le da una gran riqueza cultural. Vivió su momento de máximo esplendor en los siglos XII y XII, cuando por allí pasaba el camino de Santiago, parando peregrinos en su Convento y reconocido Hospital. Un lugar muy rico en arte, tradición, y cultura.