Toro, ciudad situada en la llanura entre las Tierras del Vino, del Pan y la Guareña. Ubicada en una atalaya natural, fue siempre un lugar estratégico, defensa de la línea del Duero entre cristianos y musulmanes.

En su parte sur, sobre la zona que vuela sobre el Duero, construyo el alcázar como defensa del norte donde se extiende la llanura. Una gran muralla de cal y canto rodea la ciudad con su caserío lleno de esplendor, y una segunda cubre la primera dando mayor amplitud a nuevas gentes a las que también se debía proteger.

En la Edad Media, Toro contempló grandes acontecimientos. Ciudad de realengo con visitas y estancias de la Corte Real, fue testigo de la guerra entre Isabel de Castilla y Juana La Beltraneja. Capital de provincia hasta 1833, de su época de esplendor aún conserva su estructura en las calles, Iglesias, (cerca de cuarenta), San Salvador,… monasterios, la Colegiata de Santa María la Mayor, palacios, hospitales, y nobles casas, como el Palacio de los Condes de Fuentesaúco. Riqueza, belleza y poder intramuros.