La vendimia cierra el ciclo vegetativo de la vid tras el comienzo de la maduración de la uva. La tradición se encargó de fijar unas fechas en el calendario agrícola, coincidiendo con el final del verano y el inicio del otoño, para recoger la uva, y los viñedos se llenaban de cuadrillas de vendimiadores que recogían los racimos en cestos para ser transportados al lagar.

Las gentes de Castilla y León, familias completas y poblaciones casi íntegras, vivían jornadas de auténtico trajín de carros, cestos y algarabía, transformando la vendimia en toda una fiesta. La modernización de la viticultura y la profesionalización de la vendimia no han eclipsado esta fiesta popular, sino que la han potenciado y hoy en día las denominaciones de origen y multitud de localidades celebran su fiesta de la vendimia, que se inicia con el pisado de las primeras uvas y la degustación del primer mosto.