El río tiene aquí doble nacionalidad, pero una sola identidad europea, una de las regiones más mediterráneas de cuantas miran al Atlántico. Viejos caminos, paralelos al río, mimados por una población ribereña desde hace siglos, que alternan con construcciones de arquitectura tradicional, delicadas y sólidas a la vez.
Asomarse al espectacular cañón que ha formado el río Duero con sus profundos cantiles pétreos y bosques mediterráneos, nos cautivará. La inaccesibilidad y los enclaves de gran belleza y espectacularidad paisajística configuran un espacio con unos valores naturales únicos.
Como consecuencia de la construcción de las presas, las paredes verticales acunan el lecho de un río que ya no ruge como antaño y que otorgan ese manso carácter a estos cañones. El río se encaja entre moles de granito que obligan a mirar hacia el cielo.
La ruta
Ruta en barco, guiada a bordo de nuestra embarcación en Arribes del Duero, al ser eléctrico te permite sentir y disfrutar la experiencia en silencio y sin emisiones. La ausencia de ruido proporciona una navegación única. Los participantes pueden conversar tranquilamente, sin las molestias del motor y la contaminación acústica. No hay olores ni emisiones de ningún tipo; solo agua, paisaje, naturaleza y buena compañía.
El viaje es un tranquilo recorrido en barco por el tramo del parque natural Arribes del Duero de la presa de Castro, por la zona comprendida entre el Paraje de los Pueyos donde es posible apreciar crías y adultos de aves protegidas, pese a que algunas se camuflan con los colores de las rocas, el Puente de Requejo, una extraordinaria obra de ingeniería, de más de un siglo, sobre el Río Duero, y Peña Blanca, donde visitamos la antigua Mina Dorinda, lugar de extracción de estaño hasta marzo de 1977 y que contó con dos niveles de explotación.
Una ruta de alrededor de 2 horas y que nos acerca a los restos geológicos y mineros de la zona, visitando el interior de una mina y la observación de aves, navegando por debajo del famoso Puente de Requejo.